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Trío Arriaga

Juan Luis Gallego – Violín
David Apellániz – Violonchelo
Daniel Ligorio – Piano

El Trío Arriaga es el lugar de encuentro de tres músicos de reconocido prestigio y allí donde convergen sus trayectorias solísticas. Con conciertos en los mejores Festivales europeos y acompañados de la gran mayoría de las orquestas españolas y por algunas de las mejores europeas, sus proyectos discográficos en solitario, con más de 25 álbumes, algunos para sellos tan destacados como NAXOS o Sony, y los múltiples galardones conseguidos en concursos nacionales e internacionales de interpretación los avalan como un trio de referencia de su generación. Revistas como Gramophone o BBC Magazine destacan su exquisito empaste y bellísima sonoridad.

Su trayectoria concertística que les ha llevado en pocos años a ofrecer recitales en los Festivales Internazionale da Música da Cámara d’ Orbietto (Roma), Festivale Internationale de Musique de Chambre du Chateau de L’Acquy y Festival de Musique su Prioré Sant Martin (Le Mesnil, Francia) Musée de la Musique de Bruselas y en salas como el Palau de la Música de Valencia, el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, los auditorios de Barcelona, Murcia, Alicante y Zaragoza, la Fundación Juan March de Madrid, la Sociedad Filarmónica de Bilbao, Sala sinfónica de la Fundación Gulbenkian de Lisboa,  entre otros. La interpretación del Triple Concierto de Beethoven les ha brindado la oportunidad de colaborar con orquestas como la Sinfónica de la Región de Murcia, de Extremadura, o la Orquesta Gulbenkian junto a la cual ofrecieron dos conciertos en el Centro Cultural de Belem (Lisboa) en noviembre de 2013 bajo la dirección de Paul McCreesh. Cabe destacar también los conciertos en colaboración del prestigioso violista Gerard Caussé.

El Trío Arriaga también está desarrollando una intensa producción discografica en la que algunos de sus trabajos han sido señalados por la crítica como referenciales del repertorio. Así grabaron la integral de la obra para trío de Turina (Columna Música, 2010) y obras de autores catalanes del siglo XX (Naxos, 2011). Próximamente verá la luz su último trabajo dedicado a compositores españoles del siglo XX con obras de  Mompou, García Abril, Chapí, Albéniz y Arbós. Asimismo también es inminente la grabación de un álbum con tríos de compositores americanos (Copland, Bernstein, Piazzola y Bloch) y un DVD con la integral de la obra de Dmitri Shostakovich de quien en 2015 se celebran los 40 años de su muerte.

 

Programa del concierto

Lunes 18 de abril de 2022, a las 20 h.

Sala Narciso Yepes

TRÍO nº 2 en mi menor, op. 67 (1944)

(dedicado a la memoria de Iván Sollertinsky)

Andante
Allegro con brío
Largo
Allegretto

Dimitri Shostakovich (1906-1975)

TRÍO en la menor, op. 50 (1882)

(dedicado a la memoria de Nikolai Rubinstein)

Pezzo elegiaco
Tema con variazioni

Pyotr I. Tchaikovsky  (1840-1893)

Notas al programa

El dolor por la muerte de un ser querido es una fuente inagotable de inspiración para la creatividad artística. Ejemplo de ello son los tríos elegíacos de Tchaikowsky y Shostakovich, dedicados a dos grandes amigos tras su fallecimiento. 

En el encabezamiento del Trío de Tchaikowsky, publicado en 1882, se puede leer “A la memoria de un gran artista” en referencia a Nicolás Rubinstein, ilustre pianista y fundador del Conservatorio de Moscú, amigo y maestro cuya muerte en París, en marzo de 1881, sumió al autor en una profunda depresión. La idea de escribir un trío con piano surgió de su mecenas, Nadia von Meck, quien le solicitó una pieza para tocar con su trío junto a un entonces joven pianista llamado Claude Debussy. Tchaikowsky dudó en un principio, pues no le gustaba la idea de mezclar un violín y un cello con la sonoridad de un piano (de hecho no escribió ni una sola sonata para estos dos instrumentos). Sin embargo, pese a los primeros titubeos, a principios de diciembre de 1881, durante una prolongada estancia en Roma, decidió emprender la tarea con la idea ya en mente de estrenarla en el primer aniversario de la muerte de su amigo y mentor Rubinstein. El estreno tuvo lugar el 23 de marzo de 1882 en el Conservatorio de Moscú. 

Este es el origen de la creación de una obra gigantesca, uno de los tríos más extensos del repertorio y, en su momento, de los más novedosos por su estructura. Dividido en dos grandes movimientos, el primero (“Pezzo elegíaco”) ofrece varios temas contrastados en una dilatada exposición, con largos desarrollos y modulaciones que pueden causar una sensación de improvisaciones interpoladas. Aunque posee una estructura en forma de sonata, tiene un carácter libremente rapsódico. El segundo movimiento (“Tema con variazioni»), aún más extenso, se compone sobre la base de un tema con doce variaciones. El tema con el que Tchaikowsky construye sus variaciones, de inspiración folclórica o popular, está a su vez relacionado con parte del material temático del primer movimiento. Si en éste el piano tiene un tratamiento verdaderamente solístico, también en el segundo se le reserva un papel especial, que evoca al gran Rubinstein con la mazurca de la décima variación, el delicioso vals de la sexta variación, o el grandioso fínale. En suma, una de las grandes obras del repertorio camerístico de todos los tiempos, que eleva al Olimpo de los dioses al destinatario y a su creador.

Cerrando el círculo de la tradición rusa de tríos elegíacos iniciada por Tchaikowsky y continuada por Rachmaninov y Arensky, Shostakovich compuso en 1944 su Trío nº 2, dedicado a la memoria de su íntimo amigo Ivan Sollertinsky, crítico musical, conferenciante y director artístico de orquestas como la de Leningrado. Su muerte, en febrero de ese año, dejó a Shostakovich devastado: “No tengo palabras para expresar el dolor que atormentaba todo mi ser cuando recibí esta noticia… Estoy totalmente en deuda con él por toda mi educación. Será increíblemente difícil vivir sin él”, escribió a la viuda de Sollertinsky. Shostakovich había comenzado a escribir el trío antes del fatal acontecimiento, en diciembre de 1943, y lo culminó en agosto del siguiente año. Es una obra que refleja, además del lamento por la pérdida de su maestro y amigo, los trágicos acontecimientos que la Segunda Guerra Mundial estaba causando en Europa por aquel entonces. Las noticias publicadas por la prensa soviética acerca de los campos de exterminio nazis de Treblinka y Majdaenk, donde los soldados de las SS habían obligado a los prisioneros judíos a cavar sus propias tumbas y bailar sobre ellas, pueden considerarse como la génesis compositiva de este trío. 

Escrito formalmente en cuatro movimientos, el comienzo es tal vez uno de los más innovadores y originales del repertorio camerístico. Reservado al cello con un sonido en armónicos verdaderamente inquietante, y continuado en canon por el violín y el piano, avanza creando una atmósfera de opresión y tragedia intercalada, a su vez, con pasajes que transmiten una cierta sensación de ira o rebeldía. Tras un scherzo diabólicamente veloz, la música continúa con una passacaglia donde Shostakovich despliega un doloroso lirismo en el que el piano martillea unos acordes que son la base del movimiento y que resuenan reverberando un espacio sonoro en el que violín y violoncello lloran y rezan por los muertos. El fínale sigue sin dar tregua con una danza macabra de ascendencia judía que se desarrolla de manera hipnótica a lo largo del movimiento, forzando cada vez más la sonoridad, pasando por un vals en 5/8 y retomando el material temático del primer movimiento para elaborar un sabbat nocturno, a partir del cual la música empieza a derrumbarse de puro agotamiento y se desvanece en el fantasmal tema de la danza.