La amistad y el entusiasmo de artistas y músicos inquietos alrededor de la figura de Franz Schubert dio lugar a las “Schubertiadas” de la Viena Bohemia, donde se vivían íntimas veladas culturales, alejadas de los círculos aristocráticos de la época.
Inspirados en aquellos encuentros culturales, este grupo de músicos y amigos presenta en la formación de Octeto este concierto, integrado por catedráticos del Conservatorio Superior de Música de Murcia, junto a otros compañeros del ámbito camerístico y orquestal. Comprometidos con la música de cámara y su difusión, presentan un nuevo proyecto divulgativo, en torno al repertorio camerístico.
Formados en los más destacados centros superiores de Europa y Estados Unidos, ganadores de prestigiosos concursos nacionales e internacionales y con una trayectoria orquestal y camerística en numerosos países.

Franz Schubert (1797-1828), compositor austriaco fallecido con tan solo 31 años compuso una enorme producción de lieder cuya influencia podemos percibir en todo su repertorio, música coral, sinfonías, oberturas, óperas, obras para piano, música de cámara…

En este último género se encuentra el octeto para quinteto de cuerdas, clarinete, trompa y fagot, escrito en pocas semanas, concretamente entre los meses de febrero y marzo de 1824 con motivo del encargo realizado por el Conde Ferdinand Troyer.
“El conde Ferdinand Troyer, intendente del archiduque Rodolfo, era un excelente clarinetista; él organizaba también veladas musicales en su casa, en las que participaban especialmente Schuppanzigh y Linke como instrumentistas de cuerda, a quienes se añadía Troyer como intérprete.  

Para este repertorio de las veladas se encargó a Schubert el Octeto, pero el encargo sería muy preciso: realizar una obra en el espíritu del popular Septimino de Beethoven, favorito de las sesiones musicales en las casas vienesas. No se puede imaginar, en efecto, que Schubert hubiera copiado deliberadamente el Septimino sin que ello le hubiera sido propuesto expresamente, sin duda en el espíritu de un divertimento amigable y entretenido.” Brigitte Massin

Fue así, cuatro años antes del final de su vida, cuando Schubert compuso la que sería una de sus obras camerísticas más importantes y también la más extensa. El octeto supuso un homenaje a Beethoven a quien admiraba y vivía en la misma ciudad, mezclando en ella el encanto del divertimento con un componente esencial como fue el espíritu del Lied.

    “La instrumentación se ajustaba en gran medida al modelo de Beethoven – clarinete, trompa, fagot, violín, viola, cello y contrabajo, a los que Schubert añadió un segundo violín. La estructura de seis movimientos, basada en la serenata del siglo XVIII, se mantuvo. Además, se emplearon las lentas introducciones de ambos movimientos exteriores, la yuxtaposición de un minué «antiguo» y un scherzo «moderno», y una sucesión de variaciones posicionadas entre estos dos movimientos.” Herbert Glass

 Terminado el 1 de marzo de 1824, su primera interpretación tuvo lugar en la residencia del Conde Troyer, en uno de los encuentros musicales que asiduamente organizaba en las que se tocaba entre amigos, conocidas como Schubertiadas de carácter privado.